martes, 1 de mayo de 2012

Tarea 3. De la relación entre el té y la escritura.

Las.... muchas horas de la tarde. Kasandra llega a ese lugar que llama casa y que desde hace varios meses no es más que un dormitorio con derecho a conexión web. Valdría más un alojamiento de hotel y por lo menos se ahorraría la engorrosa tarea de la limpieza.
Casi por inercia, al soltar las llaves sobre la mesita  levanta la voz y dice: " cariño, ya estoy en casa". Cariño, evidentemente no responde. Está a doscientos kilómetros, en otra ciudad y con el teléfono apagado las más de las veces. Aun así, Kasandra pronuncia esas palabras como un ritual, algo que le recuerda porqué vuelve a ese lugar, qué es lo que la ata todavía a esas paredes y esa ciudad. De no ser por ese "cariño" habría roto hace tiempo con el pasado y se habría entregado a lo que le apetece en estos momentos, volar. Pero Cariño  está apenas probando sus alas y necesita la seguridad de un nido fijo al que poder volver, el nido que fue suyo tantos años, cuyos olores y sabores conoce, donde sentirse a salvo de cambios y vaivenes.
Después de la ducha, Kasandra sube al piso de arriba, y, aunque sabe que no hay nadie, entreabre la puerta de su habitación para darle ese beso imposible por la distancia pero que ella deja invariablemente en el aura de la habitación, como un mantra tranquilizador de que todo sigue como debe. Luego piensa en voz alta, " voy a trabajar un rato en mi cuarto". Es la costumbre de hija, esposa y madre obediente y responsable, dar siempre norte de donde está, para ponerse a disposición si alguien la requiere y correr en ayuda de cualquiera que la necesite siempre posponiendo los intereses propios. 
El cuarto, distinto de la habitación-dormitorio, es una pieza rectangular , en cuyos extremos más cortos se sitúan la puerta y una amplia ventana bajo la que un banco de trabajo corrido invita a la concentración y proporciona todo lo necesario: espacio donde depositar los miles de papeles, notas y carpetas , libros flanqueando a izquierda y derecha, alineados en los estantes para  no tener ni que levantarse sino desplazarse a golpe de silla y miles de cajones donde se guardan  los artículos de papelería más increíbles: clips,  grapadoras,  papeles en todas las texturas, formatos y colores...pero también pinceles, acuarelas, pegamentos de todas clases, aguja, bramante, lacre, una antigua pluma con plumín, sus tiralíneas de estudiante...
Antes de empezar hay que ordenar. Retirar la taza del desayuno olvidada por las prisas de la mañana, los lápices derramados sobre el protector de escritorio, el CD grabado que olvidó devolver esta mañana a su dueño, un tornillo que ha aparecido de no sabe dónde y que exige clasificación urgente ... Viaje a viaje, cada cosa vuelve a su lugar.
Ya la tenemos otra vez sentada en el sillón, pero de nuevo algo requiere su atención: la secadora que dejó puesta esta mañana. Menuda estará la ropa.  Un paseo por el lavadero  y varios viajes para colocar la ropa en el armario de plancha, estirada y doblada. Dos viajes al frigorífico para sacar el almuerzo del día siguiente y echar un agua a las macetas y Kasandra vuelve a sentarse. Esta vez enciende el ordenador, pero antes de que la contraseña de usuario parpadee, su reflejo ya ha desaparecido de la pantalla. Hay que cerrar las ventanas del dormitorio, abiertas desde esta mañana y que con la tarde cayendo van a hacer que el ambiente se refresque demasiado.
Nuevamente ante el escritorio, esta vez introduce la contraseña y en un gesto  automático alarga la mano izquierda queriendo asir algo mientras recuesta la espalda en el sillón intentando pasar revista a las obligaciones del día siguiente. 
El brazo se alarga acompañado por un movimiento de cabeza que confirma que el té no está.
Nueva levantada del asiento. Hay que traer agua para la tetera eléctrica que forma parte del mobiliario de la habitación. La mesita del té. Una estantería donde se almacenan los útiles para el ritual: hervidor, tazas anchas al estilo chino para disfrutar del aroma, estrechas para tomarlo mientras se trabaja, cestillos y por supuesto, toda una colección de tés en hebra para disfrutar según la ocasión : darjeling, lady grey, assam y otras variedades comerciales aromatizadas con vainilla, arándanos, menta...
Un minuto más tarde la tetera burbujea  y el agua hirviendo cae en cascada sobre el filtro lleno de hebras oscuras que al instante esparcen en la habitación un aroma a bergamota. Tres minutos. Lo necesario para  disfrutar del sabor sin  añadir demasiado amargor, el justo para tomarlo sin azúcar. Mientras se termina de preparar, llamada de teléfono a una amiga recluida en su casa por baja médica: ¿ cómo sigues? te echamos de menos, ... Unos cotilleos más tarde el té está listo. Ahora si tenemos combustible.
Con la taza asida por ambas manos, el borde sobre la barbilla mientras aspira el aroma húmedo y cálido como un baño de vahos, su mente se abre, divaga, ahora sí, completamente desatada de las prisas de este mundo, de las cosas de este mundo. Momento evasión total. Mente en blanco, mirada al infinito que se abre  en su ventana. Ojos abiertos que no ven nada, oído atento que no oye nada, ni el piar de las golondrinas que intentan hacer sus nidos  aprovechando los huecos, ni el zumbido del ordenador, nada. Sólo el té y ella
"Tu té y tú", su mente, entrenada a no estar ociosa más de treinta segundos la saca de su ensimismamiento con un chascarrillo que inmediatamente se transforma en una idea. ¡ qué bueno para un cuento del "Letra por letra" esos con los que los niños aprenden a leer con el método sintético.
Sorbo de té que ayuda a pasar esa píldora creativa y dejando la taza momentáneamente a un lado abre el correo. Tarea para un fin de semana lluvioso, dice el asunto. Pues hala, a ello con decisión, así empezamos por lo divertido y si  estimulamos la creatividad, seguro que las siguientes tareas salen mucho mejor.
¿Cómo? ¿ que hay que hacerlo en primera persona? No le gusta, la última ya la hizo en primera persona. Bueno, supongo que no importará que busque un pseudónimo, piensa
¿Qué tal Kasandra? siempre le ha gustado ese personaje, aquella que desafió al mismísimo Apolo y se atrevió a pagar el precio, duro y desesperante precio, el de decir siempre la verdad, conocer exactamente el futuro y no ser creída nunca. Sí, será Kasandra. Eso pondrá un velo de distancia a la emoción y los sentimientos, que por íntimos y profundos necesitan un intermediario que los interprete. Es una exigencia de pudor y de autodefensa.

Las.... muchas horas de la tarde. Kasandra llega a ese lugar que llama casa y que desde hace varios meses................................................

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Loly genial, te veo en tu casa, con el ordenador, la tesis, el té, los mantoncillos, el costurero con los disfraces de tu Julia,.... qué ritmo das vértigo, echa el freno!!!!!!!!!!

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  2. Me encanta. Tiene un ritmo cadencioso y suave que parece un blues triste y cálido. Inevitable enamorarse un poco de Kasandra.

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